jueves, 23 de septiembre de 2010

De TANGENTES E INTERSECCIONES: DIES IRAE, VREDENS VAG, RIMBAUD, MEDIEVO 43.



De TANGENTES E INTERSECCIONES: DIES IRAE, VREDENS VAG, RIMBAUD, MEDIEVO 43.


-No sé cómo ardieron los libros, figura en 4 encuentros.






"Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.
Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
judicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus."

"Te lo ruego, suplicante y de rodillas,
el corazón acongojado, casi hecho cenizas:
hazte cargo de mi destino.
Día de lágrimas será aquel renombrado
en que resucitará, del polvo
para el juicio, el hombre culpable.
A ese, pues, perdónalo, oh Dios."


Dies Irae ("Día de la ira") es un famoso himno latino del siglo XIII atribuido al franciscano Tomás de Celano (1200-1260), amigo y biógrafo de San Francisco de Asís. También se han considerado como posibles autores al Papa Gregorio Magno, San Bernardo de Claraval o los monjes dominicos Umbertus y Frangipani. Suele considerarse el mejor poema en latín medieval, y difiere del latín clásico tanto por su acentuación (no cuantitativa) como por sus líneas en rima. El metro es trocaico. El poema describe el día del juicio, con la última trompeta llamando a los muertos ante el trono divino, donde los elegidos se salvarán y los condenados serán arrojados a las llamas eternas. Este himno se usó como secuencia en la Misa de Réquiem de rito romano hasta la revisión del Misal Romano de 1970.



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VREDENS VAG (DIES IRAE), Carl Theodor DREYER, 1943.
*imágenes y textos del guión.







VOZ EN OFF:

"El fuego caerá sobre nosotros, y el bello castillo de la tierra perecerá. Un día de cólera nos despertará de un plácido sueño (…)"








Reverendo Absalon Pederson y Anne Pedersdotter, diálogo:

ANNE:
-Ayúdame, Absalom. ¡Sálvame de la hoguera!

ABSALOM:
-Sólo Dios puede ayudarte.

ANNE:
-Sí, tú puedes si quieres...



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*Jean Arthur Rimbaud en Harar, 1883



“Huí. ¡Oh brujas, oh miserias, oh rencor a vosotros
fue confiado mi tesoro!

Logré que se desvaneciera de mi espíritu toda esperanza humana.
Salté sobre toda alegría, para estrangularla,
con el silencioso salto de la bestia feroz.”

Una temporada en el infierno”, Jean Arthur RIMBAUD, 1873




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Cuarenta y tres

Clavamos por aquel entonces espinas en el rostro de los ángeles bebimos en los caminos su torrente ante las gatas rosadas de avalanchas Perdimos el camino por el hueco de una herida Brujería no fue no sé cómo ardieron los libros


Medievo”, Antonio López Medinilla.



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Un cordial saludo a todos,
Antonio Medinilla.


2 comentarios:

  1. perderse para encontrarse con el Otro, y el Árbol se mueve hasta entonces.
    Rezo después
    k

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  2. Perderse para encontrarse en el Libro que nos disipa y reúne. Una alegría ver tu comentario, querida Carmen.

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